viernes, 4 de septiembre de 2015

Tender la mano

La semana pasada falté a mi cita. A pesar del compromiso adquirido conmigo misma, no tuve la ocasión para poder realizar la entrada con tiempo y a posteriori, pensé que no tenía mucho sentido. Tuve una buena razón para ello, y es que el viernes pasado cumplió años mi peque y estuve preparando cosas para su día, entre otras, pintar y reestructurar su habitación y esto lleva su tiempo. Fue un gran día, con tarta hecha en casa con mucho amor y en la que quiso intervenir en todo momento, y una fiesta con algunos de sus amigos.

Dicho esto, también quiero hoy modificar el orden de las entradas y compartir la que más se acerca al trágico momento que el mundo está viviendo, con miles de familias huyendo de la guerra y, lamentablemente, perdiendo la vida en su intento por sobrevivir... Es un hecho absolutamente horroroso y me avergüenzo de pertenecer a uno de los llamados países del primer mundo que permite que ocurran estas cosas...

Paso a compartir con vosotros el capítulo correspondiente a "Tender la mano"...



"El árbol no niega la sombra ni 
al leñador"

Proverbio Hindú

No hay nada más gratificante que tender la mano a quien lo necesita, aunque no lo haya pedido. El acto de ayudar tiene más belleza si se dirige a un desconocido, ya que nos conecta a la humanidad anónima con la que compartimos el planeta.

Muchas veces nos hablan de una persona que se halla ante un problema que nosotros hemos padecido -y superado- y ni nos inmutamos. Si tenemos algo que aportar, ¿por qué no nos ponemos en contacto con ella para transmitirle nuestra experiencia?. Tal vez se trate de una enfermedad, una crisis personal o un difícil trámite que nosotros conocemos perfectamente.

Si alguna vez has tenido la impresión de no ser útil en el mundo, ésta es tu oportunidad. Ofrece tu ayuda y consejo a quien lo necesite. Aunque no puedas proponer soluciones concretas, el solo hecho de escuchar reconfortará a la persona.

Quizás la ocasión se presente de manera mucho más inmediata, en la calle o en un transporte público: alguien a quien han robado, que se encuentra mal súbitamente o que se ha extraviado. Ayudar no te costará nada y recibirás a cambio el regalo más preciado que pueda obtenerse: una sonrisa.

La ética budista recomienda que si uno no es capaz de ayudar, al menos debe procurar que sus actos no sean un impedimento para la felicidad de los demás. Un modo de contribuir al bienestar de los que nos rodean es no complicarles la vida innecesariamente.


Para saber más

* Mahatma Gandhi. Las palabras de Gandhi. Siddhart Mehta, 1989.
* Tenzin Gyatzo. Dalai Lama: La visión interior. Oceano, 2000.

...

Poco más puedo añadir a lo ya dicho... sólo que hay muchas personas que piensan que no pueden hacer nada, que deben ser otros: la comunidad, el gobierno, algún grupo, etc... Tal vez te encuentres entre ellos. Quizás pienses que tu pequeño acto no sirva de nada o pase desapercibido... Dime una cosa, voy a poner un ejemplo muy sencillo, si cedes tu asiento en un autobús, ¿quién se entera?; obviamente la persona a quien se lo cedes y tú mismo/a, y dime algo más ¿cómo te sientes?, pues ya sólo con la inmensa satisfacción de haber obrado bien, de dibujar una sonrisa en la cara de alguien, ya todo tu ser vibra con otra sintonía y Tú lo sabes.

¡Feliz Fin de Semana!.

Namaste.


Nota: Capítulo sacado del libro "99 maneras de ser FELIZ y 99 recetas budistas para vivir con plenitud" de Gottfried Kerstin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te gustó?, si es así, comenta y comparte. ¡Gracias por tu visita!.