Aquí dejo otro pequeño capítulo del libro:
"El Buda de los amigos
"Júntate con buenas compañías,
júntate con compañías nobles"
No hay mayor riqueza que contar con buenos amigos que sepan estar a nuestro lado cuando los necesitamos, y respeten nuestra intimidad cuando necesitamos estar solos. Que sepan consolarnos cuando las cosas se tuercen, pero que también sean capaces de alegrarse de nuestros éxitos.
Y esa es la verdadera piedra de toque que distingue una alma generosa de otra mezquina. Porque no suelen ser numerosos los que celebran los éxitos de los que no se benefician ellos en primer término.
El cultivo de una determinada amistad sólo merece la pena si añade valor a tu vida, no por miedo a estar solo.
Únicamente somos amigos de aquellos a los que admiramos. Cuando una persona -por sus actitudes- no nos inspira respeto, es imposible que surja una relación sólida. Pues las grandes amistades se fundamentan en esa admiración mutua -complementaria a veces- que permite sumar fuerzas para superar cualquier obstáculo que se presenta en la vida.
La prueba del rostro
Aunque no es bueno someter a las amistades a prueba, si dudas de los verdaderos sentimientos de una persona, comunícale a bocajarro una muy buena noticia para tí. Observa sus facciones: si se tensan o sus ojos muestran contrariedad es que no le mueve un afecto sincero".
Me ha resultado duro leer este capítulo, porque cuando creía que iba a ser una lectura emotiva y tierna, hay grandes verdades en ella... como "el cultivo de una determinada amistad sólo merece la pena si añade valor a tu vida, no por miedo a estar solo"... y pienso ¿cuántas veces hemos sido "amigos" de alguien para ser aceptados, para no encontrarnos solos?. La edad y la experiencia nos enseñan a valorar realmente estas situaciones y a seleccionar, sin tener miedo a la soledad.
Respeto, franqueza, admiración, empatía, sinceridad.... ¡¡¡cuánto puede resumir y albergar una buena amistad!!!.
En esta era en el que el mundo 2.0 forma parte de nuestras vidas, de nuestros días, también existen amigos a los que, tal vez, ni siquiera hemos podido dar un abrazo en persona, pero que no obstante, así les sentimos y así compartimos con ellos.
Eso sí, debemos ser conscientes de que la amistad hay que valorarla y cuidarla, al igual que el amor, es como una plantita que precisa de nuestros cuidados para seguir creciendo en lugar de quedar olvidada e ir marchitando poco a poco.
Como madre, espero que mi Cucolinet encuentre a lo largo de su vida, verdaderos amigos, que aunque sean poco, formen parte de su vida y que él forme parte de la de ellos.