viernes, 22 de febrero de 2013

La Liberación

Llegó el viernes y con él, el momento de la leer y mi librito y reflexionar. La de veces que me habré leído el libro y aún así, siempre me sorprende, me llega, me toca la fibra y me remueve... vamos allá:

El buda de la liberación

"La pena surge del deseo,
el temor surge del deseo.
Para quien está libre del deseo
no hay pena,
y ¿cómo podría haber temor?".

El dharma ("doctrina") budista establece que el deseo es la fuente de todos los males que aquejan el alma humana. De hecho, las Cuatro Verdades Fundamentales a las que llegó Siddharta Gautama en el árbol de la meditación fueron:

1. El problema básico de los seres humanos es la insatisfacción. Tendemos a pensar que la satisfacción completa se halla un poco más adelante en el camino. Cuando llegamos allí y no la encontramos, trazamos una nueva esperanza -"si consiguiera esto o aquello... sería feliz"- que también se ve defraudada.

2. Nunca estaremos satisfechos porque nuestra naturaleza es codiciosa. Siempre ambicionaremos más o desearemos aquello que no tenemos.

3. Al cesar el deseo, cesa también la insatisfacción.

4. Para erradicar el deseo, debemos liberarnos de las ataduras -especialmente las mentales- que nos ligan a los placeres insatisfactorios. A partir de aquí, cada cual debe asumir su camino hacia la liberación.

Imagen de la página El atardecer de tus sueños

Samsara y nirvana

Son dos términos fundamentales para entender el dharma budista. El samsara está formado por lo condicionado, lo perecedero. El nirvana, en cambio, es el estado de total libertad que surge de la erradicación del deseo. Si has decidido viajar del samsara al nirvana, te será muy útil llevar un cuaderno de bitácora en el que reflejar tus impresiones, experiencias y progresos.

Y tras leerlo pausadamente, deteniéndome y reflexionando me viene a la memoria algo que compartió en Facebook, hace bien poquito Juan de Pequeños Genios y que yo ya había leído con anterioridad. Ahora, lo comparto aquí en esta entrada:




Es impresionante cómo refleja la realidad, siempre esperando, ansiando... cuando tenga x edad, cuando tenga novio/a, cuando me vaya a vivir solo/a, cuando me case, cuando tenga un hijo/a, cuando sea más mayor, cuando.... o bien, cuando tenga coche, cuando lo cambie, cuando.... metas y metas y más metas que tampoco nos llevan a ninguna parte y que cuando "alcanzamos" nos queda ese sinsabor de "¿ya está?, bueno ¿y ahora qué?". Parece que nunca tenemos bastante, nunca estamos contentos, cuando deberíamos pararnos y ser felices en el Ahora, en el momento justo, con lo que tenemos y dejar de pensar en ese "algo más". Disfrutemos de lo nuestro, de los nuestros sin pensar en más. Como siempre, disfrutemos del Aquí y del Ahora. No estemos pendiente de ambicionar más y mejor. Librémonos del deseo para ser libres de maravillarnos y estar plenos.

En lo relativo a niños y maternidad... ¿cuantísimas veces nos sorprendemos con un "a ver si es un poquito más mayor y podemos...."?, se podría añadir aquí lo que fuera... viajar, apuntarme al gimnasio,... cualquier cosa, pero tal vez, nos estamos perdiendo y no disfrutando plenamente, momentos para explorar, jugar, reír, observar, leer, hacer cosquillas, leer, y tantas y tantas cosas...

Intentemos disfrutar de cada momento sin estar anhelando y deseando cosas inciertas que forman parte de un futuro que no existe, ya que se va forjando con cada momento que vivimos en el presente.

viernes, 15 de febrero de 2013

Templanza... ¿dónde está eso?

Desde el Viernes pasado no publicaba nada en el Blog, no había tenido ocasión, ni tiempo, ni ganas, de pasar por este rinconcito... (ni para hacerlo en mi Cuaderno). Hemos estado muchos días en "cuarentena". Desde el Martes de la semana pasada en que nuestro Cucolinet comenzó a dar muestras de "ir a caer". Tras una mala tarde, mala noche, la mañana vino acompañada de décimas de fiebre y ya todo fue a más. El Jueves la fiebre pegó el subidón y amaneció ya con 39ºC... pensé, si la fiebre sube por la tarde y ya tiene 39ºC, ¿cuánto tendrá después?. Todo el día con antipiréticos, porque no soy amiga de bajar la fiebre, pero una vez que pasa de 38ºC ya hay que ayudar un pelín al cuerpo. Hasta 38ºC el cuerpo se está defendiendo de los virus y les está "fastidiando el habitat", pero después, ya la cosa cambia. La noche del Viernes al Sábado se puso con 39,9ºC... casi me da un yuyu cuando vi el termómetro y tuve que volver a ponérselo para confirmar lo que había visto. Nuevamente dosis de antipiréticos, abrirle ropa, paños con agua templada y vigilar durante 45 minutos que comenzara a bajar la fiebre...

Tras esto, el Sábado nos fuimos al pediatra de guardia y le dió antibióticos además de lo que ya estaba tomando. Nos dijo que tenía muchísimo moco, tenía la garganta y los oídos al rojo vivo, sin llegar a tener otitis, pero estaba en un tris... muuuuuucha paciencia porque estaba durando una semana larga, así que a intentar tomárselo con calma.

Hasta la noche de este Miércoles, no hemos podido dormir del tirón. A las malas noches de inquietud y fiebre alta, le siguieron noches de muchísimo moco, sin poder respirar bien, muy intranquilo y con una respiración super sonora que retumbaba en la habitación y que preocupaba, apenaba y cuando el cansancio iba haciendo mella, desesperaba... Finalmente teníamos que intentar dormir algo y la única forma, era intentar amortiguar un poco el ruido que nos llegaba, así que un taponcito en un oído (el que quedaba arriba) e intentar conciliar el sueño, por nuestro bien y por el suyo. Aún así, cualquier movimiento de más (que los había y muchos), cuando se levantaba de la cama, se destapaba, etc. lo oía sin ningún problema.

Hay que decir que nuestro Cucolinet es un niño muy activo, a veces pensamos que demasiado... y cuando está enfermo, lo mismo. Hay niños que con algo de fiebre se amodorran, pues él no, para nada, sigue igual y a veces, más todavía. Si a esto le unimos el encierro por la enfermedad, pues ya una cosa por demás... la edad, las rabietas, el no hacer caso de nada, etc. iba en aumento.

Por fin, comenzó a respirar mejor, a dormir más tranquilo, a bajar la fiebre y poco a poco, se va normalizando todo. Sin embargo, su cuerpo pedía descanso y sólo a la hora del sueño, se dormía con bastante prontitud. Se fue poco a poco el apetito y es que toda la fiebre, mocos, tos, antibiótico, sueño, pasa factura y ahora casi no come... con lo que es él, que casi es mejor comprarle un traje que invitarle a comer, jajaja. Hemos comenzado a darle Ultra Levura y sabemos que es cuestión de días, que también vuelva el apetito, así que, no nos preocupamos.

Aprovecho la noche del Jueves que todo está más tranquilo y no tengo que salir corriendo ante un ataque de tos, para escribir esta entrada, para volver a mis entradas de los viernes, con mi librito especial. Mañana volverá al colegio... si, mañana Viernes. Algunos pensarán, "para un día, que se quede en casa", pero prefiero que tenga un día de "adaptación" después de tantos días en casa, que no que comience el lunes tooooodo seguido. Aún así, sé que mañana, terminará "reventaito" y que sólo se notará a la hora de dormirse, porque posiblemente, lo haga bastante rápido.

Y me encuentro que en mi librito el siguiente capítulo está dedicado a la templanza y si ya la serenidad me parecía algo harto complicado, la templanza ya me parece casi un imposible... pero, vamos a ello...


El buda de la templanza

"El dolor es inevitable, pero
el sufrimiento es opcional".

Imagen de www.oblatos.com

Que este mundo puede ser un "valle de lágrimas" nadie lo pone en duda. Pero a menudo olvidamos que una cosa es lo que sucede en el exterior y otra lo que tiene lugar en el seno de cada persona.

Ante un mismo evento -por ejemplo, la pérdida de un empleo- caben un amplio abanico de reacciones: desesperación, baja autoestima, confusión, rabia, frustración... pero también alivio (tal vez el trabajo no nos gustaba), templanza, alegría por empezar de nuevo, lecciones para el futuro...

La existencia es una montaña rusa: a veces estamos arriba y a veces abajo. Por eso conviene hacer una lectura positiva de los vaivenes que conforman la experiencia. Llegarán imprevistos, decepciones, pérdidas, enfermedades... pero la gestión e interpretación de estos estados depende exclusivamente de cada uno.

Porque todo lo bueno y malo que nos sucede es una oportunidad para seguir avanzando, acojamos cada caricia y cada herida como un paso más en el camino hacia la plenitud.

Elabora tu propio biorritmo

Se ha comprobado que cada persona pasa regularmente por determinadas fases de vitalidad y decaimiento, como un reloj anímico que determina nuestro estado de ánimo. Puede ser interesante anotar en un calendario los días positivos (+++/++/+) y los negativos (---/--/-) con su respectiva gradación. Luego puedes trazar un gráfico que te permitirá conocerte mejor.

Retomo y lo hago desde mi papel de madre de un peque de 3 años... Hace unos día leía la entrada de mi amiga Carmen: Miedo y pena, pena y miedo y me sentí tan triste, tan sumamente identificada... y ahora, leyendo este capítulo de la templanza, vuelvo a darle vueltas, a pensar, a no saber...

Si tener paciencia ya es una asignatura tremendamente difícil, tener templanza en determinados momentos... uffffff. Y claro, no es lo mismo, hablarlo, comentarlo, leerlo que estar justo en esos momentos ante un niño con una tremenda rabieta, una personita que no quiere por ejemplo, tomar un jarabe (totalmente necesario para ayudar en su curación) o hacer pipí (cuando él mismo te ha dicho que se estaba meando). Ante un adulto puedes argumentar, explicar... y le guste o no le guste, esta serie de cosas, por mucho que le repatee, las asumirá y lo hará; pero en el caso de un niño, llega un momento en que, por lo menos en mi caso, los argumentos no sirven, las explicaciones menos... la paciencia tampoco mucho y tras un rato se va acabando. De pronto te encuentras con una personita que no razona... es como un trocito de carne que no puede con su alma, pero que tampoco te deja hacer por él, no te deja cuidarle, no te deja llevarle y temes que siga pasando el tiempo sin que reaccione... porque está cogiendo frío en plena noche, porque es justamente todo lo contrario a lo que le conviene y lo intentas de una y de otra forma y no consigues nada de nada. Se acaban los argumentos, explicaciones, lógicas... sin recursos pasas a hacer las cosas porque si, porque no puedes dejar que siga así, porque no es bueno para su salud, porque se va a hacer daño, porque te lo va a hacer a tí o a alguien y pasas a desesperarte, a romper tu garganta gritando, a crisparte cada vez más... y te das cuenta que has caído en un bucle sin salida y que debes hacer algo YA para salir de él, y ante la situación, posiblemente, no tomes la mejor de las salidas, pero... ¿de qué otro modo hacerlo en situaciones límite?.

Me pregunto si las personas que ya han sido padres, que han pasado esta y otras muchas etapas (a cada cual, tal vez, más problemática, en comparación con las primeras), serían capaces de lidiar perfectamente y de repente con estas mismas situaciones con un niño de 3 años. Pero después veo a abuelos por ejemplo, diciendo que no pueden con el niño o con la niña con esto o con aquello y dudo que sea cosa de haberlo vivido ya.

Me da miedo quedarme sin recursos, sentirme impotente y reaccionar como no quiero hacerlo... me da muchísima pena y después me siento mal, por haber gritado, por haberme puesto frenética, como le digo a él... y pienso, "yo soy la adulta, yo debo "manejar" la situación y veo que no soy capaz muchas veces" y entonces me siento aún peor todavía

¿Dónde está la templanza en esos momentos?, ¿qué es eso?, ¿cómo se consigue?... creo que encontrar la respuesta sería algo así como encontrar el Santo Grial....

De momento, espero que nuestro día a día vuelva a la "normalidad" y seguir lidiando con el ahora en cada momento que se presente.

Para terminar, decir que lo que aconseja el libro de elaborar tu propio biorritmo me parece muy interesante, tal vez pueda ayudarnos a hacernos una idea de nuestros ciclos, de nuestra montaña rusa particular y poder actuar en consecuencia para remediar algunas que otras situaciones o para hacerlas más "llevaderas".

viernes, 8 de febrero de 2013

El Valor del Silencio

Viernes: y ya hace unas semanas, día de reflexión en este rinconcito, buscando nuestra paz y nuestro equilibrio interior....



"El buda del silencio

"Cuando no tengas nada
importante que decir, guarda
el noble silencio. Si no puedes
mejorar lo dicho por otros,
guarda el noble silencio".

¿Cuántas veces no desearíamos haber callado en vista de los resultados que arrojan nuestras palabras?. ¿Cuántos malentendidos podrían evitarse poniendo nuestra lengua en cuarentena por veinticuatro horas?.

Ya en el VI a.C., Lao Tse advertía que "los que saben no hablan y lo que hablan no saben". Sin necesidad de recurrir a los extremos, es importante dar valor a lo que decirmos, pues es a través del lenguaje que nuestro pensamiento queda plasmado en la opinión de los demás.

La conversación es una excelente oportunidad para acercarnos a los otros, relajarnos, reír, compartir conocimientos y emociones... Pero, si hablamos sin freno, puede convertirse en un lastre para los demás e incluso en un arma hiriente.

El silencio es tanto o más importante que las palabras, pues es el lienzo en blanco en el que toman forma nuevos proyectos y sensaciones. Quien vive embotado por un continuo flujo de palabras y pensamientos, difícilmente, encontrará el espacio necesario para reinventarse. Por eso hay que amar -y valorar- el silencio.

Comparte el silencio
Cuanto estamos con otras personas, a veces nos sentimos obligados a "decir algo". ¿Por qué no compartir con ellas el placer del silencio?. Puede ser muy agradable, por ejemplo, leer en compañía de alguien y comentar más tarde las respectivas impresiones".

Qué decir del añorado, valorado, bendito silencio... en donde buscarme, encontrarme y volver a perderme un poquito....

Soy persona a la que le gusta la tranquilidad y huye de los ruidos. Eso de que uno/a se acostumbra a ellos, para mí es una falacia. He pasado mucho tiempo entre el parloteo normal de una oficina, el sonido de los teléfonos... continúo con ruidos de coches, calle, vecinos... músicas con volumen algo más alto de lo deseable por mi persona... y no me acostumbro, más bien al contrario, a veces me exasperan.

Pero ahora, con un terremoto de 3 años que no deja de parlotear, jajaja, ¿dónde quedó el silencio?... por lo menos, ¿dónde quedaron los "ratitos" de silencio"?, pues a las horas de su sueño, no hay más. Esas horas en las que yo me empeño en hacer cosas que de otra forma no me sería posible, como estar aquí y ahora escribiendo esta entrada. Es curioso porque, además, de cara a la tarde-noche, se pone de un cantarín tooodos los días que es por demás... si, le da por cantar, de todo... no sé yo si esta "afición" suya seguirá o no, pero cuando más cansandos estamos nosotros, más canta él y más alto... hasta incluso en el momento de irse a dormir, uufffff ¿dónde se fue el añorado silencio?, jajajaja.

Como siempre recuerdo el Yoga como una medicina para el alma, para el cuerpo. La meditación en silencio o con una leve música suave, dejando fluir la respiración, siendo consciente de la entrada y salida del aire... del hálito que nos aporta vida y energía. En las épocas en que hacía yoga y practicábamos meditación antes de cada clase, soportaba muchísimo mejor los ruidos... recuerdo una ocasión en que estaban haciendo obras en la calle y se oía un incesante martillo neumático a la puerta de la calle de la oficina;  pues bien, a media mañana, yo NO había sido consciente del mismo, ¡¡¡increíble!!!. Mis compañeros me miraban con la boca abierta y yo estaba feliz y tranquila a pesar de ese incesante y molesto ruido del que me acababa de acordar al nombrármelo mis compañeros.

Decididamente, los momentos de silencio me aportan paz, me enriquecen y me ayudan a sobrellevar el resto del día... habrá que buscar momentitos para ello... y sin nos dan tregua los virus que de nuevo han acampado en casa y que tienen a nuestro Cucolinet con 39ºC de fiebre, tal vez este fin de semana.

viernes, 1 de febrero de 2013

Buscando la Serenidad

Nuevamente Viernes... y nuevamente vamos a reflexionar en este rinconcito:


El buda de la Serenidad

"Si se habla y actúa con espíritu
sereno, entonces la felicidad nos
sigue como la sombra que no 
nos abandona".

Así como el cuerpo nos exige alimento, un alma saludable se nutre de serenidad y pensamientos positivos. Hay personas que están constantemente en guerra contra el mundo y todavía se sorprenden de que su vida sea un fracaso.

Un sabio proverbio japonés aconseja: "Lo que tengas que decir, dilo mañana". Esto se aplica especialmente cuando nos sentimos irritados. En estos casos, la lengua suele ir más rápido que la mente y se puede hacer un daño que luego habrá que reparar. Por lo tanto: ante todo calma.

Hasta el más difícil de los problemas puede tener solución si se afronta con la disposición justa. La serenidad procura al individuo el espacio mental adecuado para que la creatividad pueda aflorar sin trabas.

Si no sabes cómo hacerte con la paz interior, hay remedios que ayudan a promoverla: aromaterapia, un baño caliente, música suave, yoga, jogging... pero lo más importante es no acoger sentimiento de ira, aunque uno sienta que está cargado de razón.

Cuenta hasta cien

Si te sientes al borde de un ataque de nervios, este sencillo ejercicio de relajación puede serte de ayuda: Siéntate en una postura cómoda, cierra los ojos y concéntrate en el aire que entra y sale por tus fosas nasales. Cuenta mentalmente cada una de las respiraciones hasta llegar a 100. Si te desconcentras, vuelve a empezar.

Ufffff, buscar la serenidad... encontrarla... ardua tarea. Ahora mismo me parece super complicado. En los quehaceres diarios y con un niño en una edad un poquito complicada (las cosas como son), me resulta tremendamente difícil... entre que no para quieto ni viendo unos dibujos que le encanten y que hace oídos sordos, pues... complicada la cosa es XD.

Hay ocasiones en que, como dice Rosa Jové, es mucho mejor plantearse ¿hace daño a alguien?, ¿se hace daño a sí mismo?, ¿es realmente importante?.... nooooo, pues vamos a dejar estar el tema, vamos a relajarnos. Hay otras en que no hay forma.... prisas para llegar al colegio, prisas para comer porque después no llegamos al colegio, oídos sordos y roturas de objetos que no debería coger por su edad o porque no es algo con lo que jugar... cosas así.

Pero no sólo son situaciones con niños, claro está... aquí está hablando la mamá =). Otro ejemplo: ayer no tuve un día muy allá, que digamos, se torció desde el principio. Tenía que sellar el paro, pero ¡oh, sorpresa!, me encuentro que me han dado de baja... estoy segura de que ha sido un error de ellos, porque en la última renovación me extrañó la fecha que me daban y la miré y re miré no sé la de veces, pero bueno... me la apunté y no sé si llegué a imprimir el justificante. Pues creo que falló el mes y me han dado de baja... Valorando la cantidad de tiempo que ya llevaba perdido, que no pierdo nada (excepto antiguedad, que para lo que me sirve....), pues a darse de alta vía web y... más tiempo perdido. Ya no pude hacer lo que tenía pensado... Continué el día y más problemas. Estoy haciendo un curso con Eva Ruiz de La Bicicleta Vermella: Estoy encantadísima, con la profe y mis compañeros!!!, aprendiendo un montón, pero mira tú por donde, que se me ha atravesado un ejercicio en cuanto a la edición de esta semana... ufffff, pues no encuentro la serenidad por ninguna parte. Intentos, más intentos, darle vueltas a la cabecita a ver cómo lo puedo hacer y al final... pues nada, lo dejaremos estar. Para después volver otra vez al ataque, jajaja. Ya veremos cómo acaba la cosa.



Respiremos.... tranquilidad.... si puedes solucionar el problema ¿por qué preocuparse?, y si no puedes solucionarlo, ¿por qué preocuparse?..., pues eso, jejeje.

Tengo que volver a hacer Yoga como sea, que veo una foto y ya me pongo a suspirar, jajaja. El otro día hubo "intento" con el peque y bueno... será un yoga ajetreado y distinto XD.

Feliz Fin de Semana!!!.