viernes, 10 de julio de 2015

Vencer el miedo

"Dejamos de temer aquello que 
hemos aprendido a entender"

Marie Curie

No es sólo un juego de palabras: la mejor manera de vencer el miedo es no tenerle miedo. ¿Qué significa esto?. Básicamente, que el primer paso para superar un obstáculo es reconocerlo y respetarlo. Si está allí, será por alguna causa. Conviene explorarla, ya que probablemente trate de transmitirnos un mensaje importante.


Imagen de la página Diario La Tercera
Una vez hayamos reconocido y sopesado la piedra en el camino, podemos estudiar cómo sortearla. Por ejemplo, si los espacios cerrados te provocan una sensación de ahogo o palpitaciones, puedes hacer ejercicios de relajación antes de entrar en cualquier edificio. Un buen instrumento para mitigar cualquier fobia es el control de la respiración. Los episodios de pánico suelen ir asociados a una respiración rápida y entrecortada, por lo que al imponer un ritmo mucho más lento desactivamos -al menos parcialmente- la señal de alerta que desata el proceso. Si el problema no remite, una terapia conductista puede ayudarte a desarrollar estrategias para contrarrestarlo. Los fármacos psicoactivos deberían reservarse para los casos más graves.

El miedo es un mecanismo básico de protección en el ser humano y, por lo tanto, no debería avergonzarnos. Nadie está exento de él, y es incluso necesario. Comprenderlo es la clave de su superación.

Una técnica recomendada para tratar las fobias es la observación detallada de los síntomas. Observa todo lo que sucede en tu cuerpo sin dejarte llevar por el pánico. Aprende de tus propias reacciones y piensa que nada puede sucederte.


Para saber más

* Erica Jong. Miedo a volar. Alfaguara, 1997.
* Erich Fromm. El miedo a la libertad. Paidós, 2000.
* Jiddu Krishnamurti. Sobre el miedo. Edaf, 1999.

...

Si eres persona que cree en la reencarnación, tal vez te hayas planteado que tus miedos y fobias puedan venir de otra vida y que te sucediera un hecho traumático en ciertas circunstancias y de ahí tu miedo a los espacios cerrados, al agua, a la soledad, o a cualquier otra cosa... Sabido es que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Por tanto, como energía que somos, no sabemos desde cuándo vagamos por este u otros mundos.

El miedo es totalmente necesario para la subsistencia y es el que nos mantiene en ocasiones en el margen de la prudencia sabiendo que algunas situaciones, llevadas más allá, pueden ocasionarnos perjuicios. El problema es cuando ese estado de alerta en el cuerpo va más allá en el tiempo del estrictamente necesario y queda anclado a nosotros sometiéndonos a una lluvia de sustancias químicas fabricadas por nosotros mismos que mantienen al organismo en situación fuera de lo normal... Cuando un peligro nos acecha y tenemos la necesidad de salir huyendo, nuestro sistema nervioso central pone en marcha el mecanismo para que sean nuestras extremidades las atendidas con el fin de poder salir corriendo y huir el peligro, quedando por ejemplo, nuestro sistema digestivo sin el control y la observación habitual; ¿qué ocurriría si siempre tuviéramos que estar huyendo, sin pausa, sin descanso?... imagina ahora el resto de tu cuerpo ante esa situación, pero sabiendo que el peligro ha pasado y sin embargo la atención no regresa al resto del cuerpo...

Enfrentémonos a nuestros miedos, preguntemos y analicemos los porqués de los mismos y veamos qué podemos hacer a continuación. Imagina que te ves en tercera persona, ¿cómo te ayudarías?.

¡Feliz Fin de Semana!.

Namaste.

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