viernes, 8 de abril de 2016

Enseñar desde la honestidad

Hoy he decidido variar un poco mi habitual Viernes de Reflexión y en lugar de compartir un capítulo de mi querido librito, voy a compartiros unas sabias palabras del gran maestro Iyengar... cuanto más leo de él, mas me impresiona, más me remueve y más me hubiera gustado poder verlo en persona.

En este caso Iyengar nos habla del "arte de la curación" y dirigiéndose precisamente a los profesores con el fin de que siempre enseñen y transmitan desde la honestidad. Es fácil caer en la trampa del ego, pensando que sabemos, podemos y que nuestros conocimientos no tienen parangón; sin embargo, debemos ser honestos siempre y actuar con prudencia, dejando a un lado el ego y actuando siempre desde el corazón.

En otras ocasiones, en nuestro afán por ayudar, no queremos "dejar al alumno/a" de lado y hacemos lo imposible por hacer lo que realmente no está en nuestras manos. No debemos olvidar que como profesores debemos guiarles en un paulativo conocimiento de su verdadero ser, desprendiéndose de capas que han ido forjándose sin siquiera ser ellos conscientes; pero en ciertos momentos, y desde la honestidad, es mejor indicarles que acudan a un profesional de la salud o decirles que en ese caso no podemos ayudarles por no saber o por no tener la suficiente información.

Así, desde la honestidad, con amor y precaución, seremos más capaces de ayudar realmente a las personas que acudan a nosotros, que ni más ni menos, es realmente nuestra misión.


"Mi advertencia para todos es que no intenten ayudar allí donde saben que no saben nada. Es un riesgo. Lo he repetido varias veces y me veo en el deber de volver a advertírselo: enseñen sólo lo que saben. No enseñen lo que no saben, usando a otros como conejillos de Indias para sus experimentos. Sean sus propios conejillos de Indias antes de probar con otros. Les digo esto porque el profesor de yoga se halla en una posición diferente a la de un médico a la hora de ayudar a la gente. Un médico cualificado receta medicinas, pero no llega a entrar en contacto emocional con el paciente. El médico conoce los síntomas, conoce las causas de la enfermedad y sabe que ciertos fármacos funcionan para ciertas enfermedades. Receta los fármacos y ustedes van a una farmacia, los compran y se los toman de acuerdo con la receta. Si mejoran, bienvenido sea. Si no mejoran, el médico les dice que vayan a que les examine un especialista. Al curar por medio del yoga, el profesor entra en contacto con el alumno o paciente y en cada momento observa sus emociones y reacciones. En yoga no hay ningún intermediario del tipo de la farmacia en la que se compran las medicinas. Hemos de ser cuidadosos, pues estamos tratando con otra vida. El médico trata, más que con la vida, con la medicina. Si el fármaco no funciona, dice: "Bueno, entonces voy a cambiarle la medicación". Pero en yoga no se puede cambiar la medicación; siempre se ha de volver a los mismos principios. Así pues, es necesario saber cómo se han de aplicar estos principios en cada caso particular".

B.K.S. Iyengar
El árbol del Yoga

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