viernes, 28 de febrero de 2014

Ama por encima de todo

Nuevo #ViernesdeReflexión, vamos a ello:


El buda del desapego


"Lo que es impermanente no
ofrece alegría, no vale la pena
saludarlo, no tiene ningún valor
ambicionarlo".

Para llegar al nirvana es necesario lograr el desapego de los bienes materiales, de las metas, incluso de nuestros seres queridos. Esto último en ocasiones da lugar a confusión.

No se trata de no amar, sino de amar de otro modo, de una forma más amplia. No se ama más a un padre, por ejemplo, deseando que siempre esté allí -lo cual es imposible-, sino viviendo intensamente el día que podemos compartir con él.


Imagen de la página Angélica García coach

Por otra parte, un amor selectivo hundirá nuestros pies en el barro del samsara, lo condicionado. Para el budismo es incoherente amar a unos e ignorar -odiar incluso- a otros. Un corazón generoso ha de mostrar su naturaleza en todo contacto humano. De lo contrario, ese sentimiento no puede ser puro.

¿Confiarías en un tendero que te trata correctamente pero engaña a otro comprador?. ¿No sería lógico pensar que otro día puedes ser tú el engañado?. Del mismo modo, los que odian a otros pueden acabar dirigiendo -si las cosas se tuercen- esa misma hostilidad hacia otros. No hay mayor desapego que amar a todo el mundo incondicionalmente.


Fluye con el Tao

El taoísmo predica que no hay que atarse a nada, sino fluir con la esencia cambiante de la realidad. Quien fluye con el cambio, se siente a gusto en todas partes y atesora sabiduría en el camino.

Fácil decirlo, difícil entenderlo y más aún, llevarlo a la práctica... En el Budismo una de las cosas que se enseñan es que todos formamos parte de un Todo. Nuestra esencia es la misma. Somos parte del universo y por tanto formamos una unidad con él. Si esto es así, no podemos odiar una parte porque nos estaríamos odiando a nosotros mismos.

El amor puede mover montañas, pero debería ser un amor adulto, un amor en el que se forme una unidad, pero también deje que cada uno sea un individuo completo en su individualidad. Ambos juntos, caminando de la mano... (si hablo de pareja, claro). Y aquí ¿que entendería yo por desapego?, pues justo poder ser en nuestra individualidad, de forma que no dependiéramos en ningún momento de la otra persona para seguir siendo, para seguir sintiendo y para seguir evolucionando y amando.

Nota: Capítulo sacado del libro "99 maneras de ser FELIZ y 99 recetas budistas para vivir con plenitud" de Gottfried Kerstin.

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