"La costumbre de decir si me
parece peligrosa y resbaladiza"
Cicerón
Una premisa indispensable para preservar la energía y la paciencia es saber decir no. Es muy positivo dedicar tiempo y atenciones a los demás, pero cuando la buena disposición se vuelve esclavitud, entonces ha llegado el momento de replantearse la situación.
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Para evitar que estas situaciones se produzcan lo más sencillo es decir no de entrada. Si observas que alguien empieza a abusar de tu confianza, lo mejor es poner freno antes de que las cosas se tuerzan. Probablemente, al principio se enoje contigo, pero a la larga acabará valorándote más. Mal que nos pese, en la sociedad disfrutan de más prestigio las personas que se hacen respetar que aquellas que están siempre supeditadas a los demás. Si uno da siempre, el gesto se da por supuesto y no se le concede valor.
La administración de la generosidad corresponde al que la ofrece y no a su receptor.
Tres señales de alarma:
1.- Los favores a esta persona se suceden uno tras otro.
2.- Se toma sin pedirlo lo que una vez le ofrecimos.
3.- Censura a terceras personas que no le han ayudado.
Para saber más
* Bertolt Brecht. Historia del seño Keuner. Alianza, 1991.
* Gil Friedman. Cómo llegar a ser totalmente infeliz y desdichado. Sirio, 1999.
...
No podía evitar, conforme escribía la entrada de hoy, acordarme de lo que me había contado una persona sobre una amiga a la que comenzó a echarle una mano, continuaron juntas y después la amiga consideró que estaba "a su disposición". También recordaba alguna situación de antaño pensando en si tal vez tendría cierta similitud, mientras resonaba en mi cabeza "si encuentra a alguien que le escuche, éste será el próximo que caerá en la trampa"...
Supongo que más o menos todos hemos pasado alguna vez por una situación semejante y no dejo de pensar que la mayoría de las veces no dejan de ser más que meros malentendidos que pueden llegar muy lejos y hacer mucho daño. Tal vez no nos dimos cuenta a tiempo de por donde andaban los derroteros, o tal vez no quisimos ver... puesto que a veces nos negamos a nosotros mismos la realidad que para otros es más que evidente (pare esto las madres si que tienen un buen radar, porque recuerdo perfectamente a mi madre avisándome sobre alguna de mis "amistades").
¡Qué duro cuando después te das cuenta de que esa persona sólo tenía interés! y además llega a tus oídos que habla sobre tí a unos y otros. Desde luego, nada como la honestidad con uno/a mismo/a para quitarnos el velo que nosotros mismos nos ponemos y ver la situación tal cual es. Nada como comenzar a plantarse y dejar las cosas claras con un No rotundo para que una situación pare y no vaya más allá, haciéndose cada vez más grande como una bola de nieve que, finalmente, nos engulla.
Y tú, ¿sabes decir No?.
¡Feliz Fin de Semana!.
Namaste ☼
Nota: Capítulo sacado del libro "99 maneras de ser FELIZ y 99 recetas budistas para vivir con plenitud" de Gottfried Kerstin.
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