jueves, 17 de diciembre de 2015

Prejuicios y juicios... la primera clase

La semana pasada hablaba sobre cómo llegué al Yoga, sobre todo por la idea extendida (y errónea) de la forma física que se precisa para practicarlo. Voy a continuar hablando sobre mi experiencia en esta maravillosa disciplina.


Recuerdo la primera clase a la que acudí... comenzamos juntos mi marido y yo, al igual que en su momento habíamos hecho con la primera clase de Aikido. Antes de desplazarnos al lugar donde se impartía la clase, comentábamos algunos aspectos sin tener muy claros los desenlaces y las respuestas a algunas de nuestras preguntas, y he aquí que nos encontramos con otras generalizaciones con respecto al Yoga...

Pero es curioso porque, con respecto a ello, encontramos "pre-juicios" (para algo se realizan antes de poder tener un juicio a ciencia cierta, es decir, se realizan sin conocimiento de causa) que son totalmente extremistas, a saber: a) pero si en las clases de yoga no se hace nada, se pasan el tiempo meditando y no se suda nada, b) prepárate porque la práctica es muy dura e intensa.

¿En qué parte nos encontramos nosotros en aquel entonces?, pues más o menos en la primera, debo ser sincera. Habida cuenta de que las clases de Yoga a las que íbamos a acudir se impartían a través del Ayuntamiento y en la Casa de Cultura, considerábamos que no habría vestuarios y mucho menos duchas. Así que allá que nos fuimos con mucha ilusión con la que sería nuestra primera toma de contacto, pero con dudas "razonables". Y debo decir que si, que ese primer día, sudamos.

Para los que crean que "no es deporte" diré que así es, no se trata de un deporte, puesto que para ello debería de existir competición (según está estipulado) y en el caso del Yoga, la única competición posible, en todo caso sería con uno/a misma/a, pero sólo reconociendo la evolución de la persona a través de una práctica continuada, sin expectativas, ni metas y desde la aceptación, desde la verdad y sin violentar físicamente al cuerpo.

Los que consideren que "no es una actividad física" o "que no se suda", no cabe otra que indicar que no sólo se trata de una actividad física, sino también mental y espiritual, por lo que no conozco disciplina tan completa y que cuide íntegramente del Ser. En cuanto a la sudoración (y sin necesidad de practicar Bikram Yoga, modalidad que se practica con una temperatura en la sala rondando los 40º-42º C), debemos de tener en cuenta que estamos trabajando y moviendo energía, por lo tanto, por supuesto puede generar aumento de la temperatura corporal y como consecuencia, una transpiración más o menos acusada en función del momento, las condiciones de la sala, la vestimenta y la persona. Pero algunos consideran (sobre todo entre las personas que tienen una gran actividad física y van al gimnasio) que "eso no es nada", "no se trabaja", etc... pues bien, he visto a muchas personas que consideraban tener una gran condición física, mirar de reojo a personas mayores realizando su clase y no creerse que "ellos no eran capaces" ni siquiera de sentarse con la espalda recta y que "lo han pasado mal" para seguir la clase y realizar ejercicios y asanas. Aquí el ego se ha visto seriamente golpeado y dicha persona ha visto cómo se tambaleaba su mundo y sus creencias en tan sólo unos minutos. No se trata de fuerza y repeticiones, porque si, está muy bien hacer deporte, por supuesto que si, pero no sólo debemos quedarnos ahí, puesto que de nada nos sirve estar muy fuertes o ser muy veloces, si no cuidamos nuestros músculos en todos sus aspectos, estirándolos, flexibilizándolos, oxigenándolos y nutriéndolos y con todo ello, además, adquiriendo una buena higiene corporal, absolutamente necesaria para tu bienestar diario y una calidad de vida a corto, medio y largo plazo. Pero ¿qué les ocurre a estas personas cuando comprueban que las cosas no eran tal y como creían?, pues muy sencillo, pueden enfrentarse a ello y comenzar a construir de nuevo o tal vez, no se sientan preparados para ello y continúen su vida como hasta ese momento negando una realidad. Si es el segundo caso, simplemente no era su momento... tal vez más adelante encuentren ese momento para enfrentarse a su ego y comenzar a cambiar las cosas, o tal vez no.

Por último analizaríamos la opinión en la que se considera que la práctica del Yoga es dura e intensa. Aquí debo decir que será todo lo dura o suave según lo avanzado de la clase y del individuo, de la práctica de ese día en cuestión... Pero ante todo y sobre todo, la práctica puede resultar "dura" para nuestro ego, puesto que el primer enfrentamiento que afrontamos en Yoga es con nosotros mismos (como ya ha quedado se trasluce en el párrafo anterior). La mente siempre estará juzgando y analizando. Te moverá de un lado a otro. Te querrá hacer ver que "esto no es para mí", "¿por qué estamos tanto tiempo en esta postura?". Se pondrá a repasar la lista de tareas o la lista de la compra. Considerará que estás muy oxidado/a o todo lo contrario, ¡estás mucho mejor que tus compañeros/as!. Y así continuará en un parloteo incesante.

Aquí es donde comenzamos a librar la batalla más dura e importante, controlar la manipulación del ego, de la mente, para llegar al verdadero Ser e instalarnos en nuestro cuerpo, habitarnos y centrarnos en nuestra práctica y en llevar consciencia a todos esos puntos que poco a poco, fueron quedando olvidados y que ni tan siquiera reparamos en ello.

Pero si, también puede que la práctica pueda resultar dura, que pueda resultar intensa..., pero el cuerpo es una máquina perfecta destinada al movimiento y nosotros, somos los que en algún momento decidimos obviar esta parte, por lo que ahora tocará tomar el timón y encauzar hacia puerto. Aún así, posiblemente, cuando salgas a la calle, te habrás recuperado físicamente del esfuerzo llevado a cabo en la clase, pero ¡ah, amigo/a, la batalla se libró a niveles más profundos! y aunque tú no seas consciente en ese momento..., día a día, semana a semana y mes tras mes, algo irá cambiando poco a poco en tí y si no te quedarás sólo en el aspecto físico, no dudes de que como mínimo, tu respiración será más libre, amplia y fluida, mantendrás mejor el control de tus emociones, afrontarás el día a día de forma distinta y te sentirás una persona más equilibrada. Pero éstos sólo serán algunos de los beneficios que irás encontrando en tu camino.

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