El buda del dominio
"Aquel que controla la cólera
que surge como quien domina
el carro que se ha salido del
camino, a ése le llamo auriga;
otros se limitan a sostener las
riendas".
![]() |
Imagen de la página Homodefectus |
Para superar estos estados negativos de conciencia -que hacen sufrir tanto al agresor como a la víctima-, es necesario tomar constantes dosis de reflexión y, sobre todo, previsión. Por mucha razón que se crea tener, antes de iniciar un conflicto hay que medir las consecuencias. Más aún cuando se trata de un familiar o compañero de trabajo, ya que estamos condenados a compartir nuestro tiempo con él.
El buen auriga logra que los actos vayan por delante de sus emociones, mientras que el irresponsable da rienda suelta a su temperamento, para luego consumir su energía en remendar lo errado.
Platón y las esencias
El filósofo ateniense ya utilizó en Fredo la imagen del carro de caballos para ilustrar el dominio del alma sobre los sentidos. Cuenta que en el camino hacia las ausencias -la batalla absoluta-, todo auriga tiene ante sí un caballo noble y obediente, y otro díscolo y rebelde que quiere derribar el carro. El éxito del viaje depende de la pericia de cada auriga en el dominio de los caballos -en nuestro caso, las emociones.
¿Cuántas veces he escuchado, leído, dicho... que cuando nos encontramos enfadados, alterados, no es momento para hablar las cosas?, porque si, porque en esos momentos se dicen palabras y frases que realmente no se sienten y el daño que pueden causar es muy grande.
Recuerdo una historia sobre una puerta y unos clavos, las palabras hirientes y los malos actos serían los clavos que se van clavando en la madera de la puerta. Cuando te arrepientes de ellos, puedes "retirarlas" o en este caso, sacar los clavos de la puerta. Pero siempre quedarán las marcas de los mismos, como en la persona quedarán las heridas por nuestras palabras y/o actos hirientes.
Yo siempre he sido persona de huir de las controversias, de las discusiones... me pongo realmente mal, me afectan mucho. Está claro que todos nos enfadamos en algunos momentos y "sacamos el genio". Pero cuando son cosas serias, cuando se puede herir, yo lo paso fatal y estoy casi midiendo en cada palabra lo que digo, pensando en el daño que puedo causar y sufriendo por ello, cuando en muchas ocasiones la otra persona ataca sin pensar y sin miramiento. Así que sufro el doble, por las heridas que me van causando y por lo que yo voy reteniendo y quedándome para no herir más de la cuenta, para que no vaya a más. No sé si Buda me consideraría "una buena auriga" y no sé si esto es tener dominio y control, sólo sé que mi mente, cuerpo y espíritu llevan sumamente mal estas controversias y disputas e intengo huir de ellas "como alma que lleva el diablo", como se suele decir.
En cualquier caso, si a los niños les intentamos enseñar cómo calmarse y no herir a nadie,... que es normal enfadarse, pero que no hay que descargar la furia en el otro, buena cuenta deberíamos dar para con nosotros mismos, que no por ser "adultos" estamos fuera de estas circunstancias.